martes, 18 de agosto de 2015

A veces el caos se apodera

A veces el caos se apodera. Uno no puede frenar la catarata de pensamientos que van surgiendo en sucesión cuasi infinita. Pensamientos que van naciendo y eligiéndose mutuamente pero favoreciendo a los negativos, poco optimistas. Una cadena del mal. Y cuando estos comienzan a ser mayoría uno pierde noción de dónde se encuentra el pedal del freno, o el freno de mano, o incluso donde está la llave que apaga la maquiavélica máquina en la que se ha constituído nuestra cerebro que dejó de razonar hace tiempo. Porque es así, sólo dejar ganar lugar a pensamientos pesimistas no es razonar. Ninguna estadística da certezas sino sólo probabilidades. Y razonar permite dar lugar a lo poco probable o visualizar también caminos positivos, alegres, optimistas. Es en esos momentos en los cuáles nos ponemos 'mal'. Quizá porque el corazón desea algo bueno y la mente se acelera en justificar que todos los caminos llevan al peor desenlace. Y cuando el corazón no coincide con la razón se genera un malestar. Bueno, será un malestar si no logramos que se entiendan o complementen.
En cambio, si logramos equilibrar sus opiniones y esperanzas habremos ganado mucho. Y sea lo que sea lo que en conjunto crean y piensen corazón y razón, se incrementarán las posibilidades que eso suceda. Es bueno ser optimistas, pero mejor es enseñar a la razón que puede confiar en el corazón para buscar las mejores alternativas. Porque creyendo y visualizando lo mejor, se incrementan notablemente las posibilidades de que 'eso' se haga realidad. Lucha por tus sueños, pero no en vano, sino de forma inteligente, haciendo 'hoy' lo necesario para disfrutar 'el mañana que se va a hacer hoy dentro de un tiempo'. Porque lo único que se puede vivir, es el presente. Recuérdalo. Y no dejes que el caos se apodere. La esperanza es el mejor remedio. Esperar con esperanza encamina mejores pensamientos. aDiós!!!


martes, 4 de agosto de 2015

Haciéndote lugar

Hace tiempo me decidí por vos. Te encontré y te hice lugar. Mucho tiempo cerca, otro tiempo un poco más lejos, pero siempre recordándote. Redescubrirte es novedoso, se nota. A la vez, amanecen más delirios crudos del laberinto del oxímoron, el oscuro y luminoso, el mío. Se acumulan también anécdotas y aprendizajes. Crecen las ganas de compartilas y compartirlos. Se suman reflexiones profundas pero también espontáneas. Los años traen lucidez a la hora de decidir y practicidad para el actuar. Pero existe el riesgo de achancharse y el peligro supremo de 'perder la capacidad de aprender'. Dios quiera que ninguna de esas cosas se de. Hay mucho por compartir. Escapemos juntos de la zonas de confort.

Con autenticidad, a mi Hora 25.


sábado, 1 de agosto de 2015

Para vos, por vos. Desde lejos.

Trabajo para vos, por vos. Desde lejos quizá, pero trabajar sí: trabajo por vos. Es dificil de comprender. Me es difícil de comprender. Hoy decido no estar ahí, al lado tuyo, abrazarte, ayudarte directamente, puntualmente. ¡Perdón! Pero es verdad: decido no estar. Y me duele. Me cuesta entenderlo. Lo vuelvo a pensar, meditar y reflexionar cada tres o cuatro meses. Porque es duro. Te lo aseguro. Pero es así. Decido y actúo. Y hoy elijo otra cosa: un camino largo para llegar a vos. Explotando lo que sé, lo que entiendo, lo que hago, lo que soy. Trabajando con tantos, enseñando a tantos, entusiasmando a tantos. Confiando que esos tantos lleguen a vos, trabajen para vos, por vos. Vos y tantos como vos. Ojalá se cree el efecto en cadena, el efecto dominó. Ojalá que esta gota de agua distinta realmente cambie el mar. Ojalá que con mi poco se haga mucho. Lo desconozco hoy y quizá nunca me entere del resultado final. Pero es mi apuesta, y a su vez, mis miles de renuncias por esa apuesta. Creo en esto. Aprovecho los lugares, ambientes, personas y situaciones a las que llego yo y tantos no, para trabajar desde ahí para vos, por vos. Escribo esto... ¿quizá para tranqulizarme? No lo sé. Pero seguro lo escribo para tener en claro lo que decido y para seguir siendo sensible a lo que pasa alrededor.

Dirigido a cada uno de los chicos de la calle.
Probablemente ellos no lean esto. Pero sí lo has leído vos. Ahora, es tu turno: pensá y decidí, toma tu decisión. Sin importar cual sea, ojalá no pierdas la sensibilidad a esta situación.




domingo, 26 de abril de 2015

Sereno

Me distraen las arañas. Son diminutas. Negras. Pareciera que tienen caparazón. Sus telas acumulan metros, quizá algún kilómetro entre idas y vueltas en la esquina de este sector de la costanera. Trepan por mi pantalón y por las mangas de mi campera. Cada tanto quito alguna de mis lentes.

El sol esta al caer. Aunque casi nunca subió. En estas latitudes le cuesta estar arriba. Se siente más cómodo marcando el Norte. Su radiación genera el suficiente calor que me permite llegar al equilibrio de confort térmico, porque se compensa con la brisa helada que no cesa segundo.

Es hermoso intentar una y otra vez fijar la vista en la orilla del lago contraria a mi posición. El brillo del sol me lo impide. Pero el espectáculo de destellos danzantes al ritmo de las pequeñas olas del lago es tan atrapante... 


No logro descifrar que le dice un pato al otro. Pero seguro es importante porque ya lo grita con insistencia. Justo en ese momento cruzan a través de los destellos danzantes unas figuras blancas a ritmo sereno. Es hora de contemplarlas. Hasta luego. 


domingo, 13 de julio de 2014

Laberinto oscuro y luminoso


Lloran sobre la ciudad las ideas que no pueden convertirse en algo más. Están ansiosas de saber su futuro y les duele no obtener respuestas fehacientes y confiables sobre su destino final, y por otro lado a muchas, les duele el qué dirán. Dudan de la capacidad de los pensantes para actuar, para convertirlas en sueños, sueños en planes, planes en metas cumplidas, y así entonces haber transformado ideas en realidad.

Ciegan la cordura como neblina densa al mezclarse entre sí. Son ideas que no tienen orden, niveles ni prioridad. Todas se creen útiles y piensan casi a la humanidad salvar. Pero en la misma neblina que crean se disuelven al mezclarse porque no se llegan a delinear ni emprolijar. ¿Mueren? ¿O quedan deambulando por la atmósfera como otro gas? ¿Se potencian al unirse o se aplastan al andar?

Creo que al cabo de un tiempo se tranquilizan al respirar dándose cuenta de dónde están: es en este laberinto oscuro y luminoso dónde habrán de madurar y al cabo de un tiempo ya fortalecidas poder escapar, trepando paredes que son garras que maltratan la creatividad con factibilidades y estadísticas, lógicas y análisis de la historia universal.

Cuántas ideas que se multiplican al dejar la mente libre para imaginar, visualizando motores de mundos enteros que muy pocos entenderán pero que muchos han de habitar y disfrutar.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Cuadros en el museo

En el primer cuadro ví pinceladas de familia caminando en bloque, papá con una correa tensa a un petiso can que provocó en mi cautela, por lo que decidí no acercarme demasiado al cuadro y pasarle de lado. El cuadro en sí aromaba la escena con fragancia a ganas de compartir jugando una tarde de domingo entre hermanos y tal vez tíos más primos. 

Doblando a la esquina me topé con un segundo cuadro. En él una cara anciana con arrugas marcadas gesticulizaban una situación asustada, muy probablemente por ver 1.90m aparecer de repente girando a gran velocidad desde la ochava. Una silla resistía el peso de aquella abuela, pero no sólo de su cuerpo, también resistía sus colmados años de experiencias y una gran sabiduría que creció durante siete décadas y un poco más, según delataba la textura de sus piel. 

Adelantándome, observé un nuevo cuadro. Este me enseñó a su derecha un padre jugando al balompié con su hijo, pequeñito éste último, sediento de aprendizaje, quemando energías para crecer. Y me enseñó a su izquierda un ángel de la guarda vestido de mujer contemplando con amor la escena. Sí, era ella, la madre de la familia, vigía y lista para actuar de servidora con su botella de agua fresca... o quizá para actuar de enfermera, según la ocasión lo requiriera. Este cuadro, este cuadro me mostró un sueño. 

Luego observé otro más, pero está vez a la pasada, sin concentrarme en los detalles. Era uno que mostraba trabajo y esperanza, porque había gente preparando un festival, probablemente de varias artes simultáneas, que rogaban rebalsar de espectadores toda la plaza. Y no digo más, porque como toda vez que uno no sabe en profundidad y no desea preguntar, conviene no hablar y silencio guardar para poder ver y escuchar con toda claridad y humildad. 

Pero sí observé en el siguiente cuadro dos amigas disfrutando su momento, compartiendo un mismo metro cúbico de aire, respirando en él historias, anécdotas y consejos mutuos. Ambas saboreando desde sus propios conos tubérculos fritos comestibles. Grité en mi interior provecho! y seguí avanzando a buen ritmo. 

Luego de unas vueltas a las pasarelas de cemento interrumpidas por algunos adoquines y rieles, me topé con un cuadro de un hombre esparcido por el suelo. Concentrado estaba él investigando y reparando una máquina de su poder que tantos km pareciera le permitió recorrer. Entusiasmo mostraba él, debido a la concentración que se transmitía por todo el cuadro, definitivamente era un hombre dedicado y fiel.

Pasé también frente a otros cuadros: uno de una pareja de ancianos caminando con seriedad y respeto a las baldosas que pisaban, otro de un mochilero sorprendido ante una sonrisa regalada por una fugaz alma aniñada y aquel de una vecina visitando a otra vecina que en ese momento saludaba hacia quien la miraba. 

Y quizá el más tierno resultó aquel cuadro que me mostró dos personas descargando de un vehículo blanco muchos elementos para una fiesta de aniversario. Ellas estaban entrando a una casa vestida de gala con globos rosas en sus puertas, pilas de sillas minúsculas para individuos muy pequeños, coloridas ellas por donde se las mire, expectantes de los acontecimientos por venir: saladitos, sogas, pelotas, panchos, torta y piñata. Parecía que la escena escondía tras las puertas de la casa una feliz cumpleañera de unos 4 recién cumplidos, seguramente ansiosa de que lleguen a su hogar tantos amigos y seres queridos. 

Fueron esos todos cuadros que encuadré en mi cabeza cuando salí a correr este domingo, y ahora forman parte del museo de mi vida, cuyas galerías no pararé de recorrer y hacer crecer; ya que guardan deliciosamente lo bello de lo simple, ese arte de artistas que crean sin saber que han creado cuadros en un museo que pocos van a conocer.

aDios!!!

jueves, 10 de octubre de 2013

7:02am

Suena la canción que me gusta, pero aunque sea de mi agrado me obliga, a estas horas, a estirar un brazo y detenerla bruscamente. Al cabo de cinco minutos vuelve a sonar declarandose victoriosa e invitándome a abrir los ojos y agradecer por despertar en este nuevo día. 

Mi cuerpo se toma su tiempo y tal como piloto de avión, revisa y pone en funcionamiento cada sistema pausadamente. 

Así mi oído comienza a disfrutar la melodía de las aves que han despertado y agradecen también con sus cantos. Por suerte a esta hora, su música tiene más decibeles que los motores, las charlas y otros trabajos de la calle. 

El aire se siente de estreno, como recién nacido, fresco, dispuesto a oxigenar todos nuestros trabajos, medios hacia nuestros sueños. 

La Tierra se mueve. Y ella justamente girando, está a punto de mostrarme la luz del sol por el Este. Sin miedo a caerme de este carrusel mundial, espero la aparición de tal gigante astro. 

Aunque hoy grises y cargadas nubes quieren posponer la película del amanecer, quizá con un show de lágrimas del cielo, lágrimas de alegría que garúan para darme aliento, para reposar en mi piel unos segundos y luego avanzar en el ciclo perfecto que la naturaleza formó hace milenios.

Cielo azul: sonríe! Cielo gris: sonríe! Que los colores del cielo no alteren tus sentimientos, que no frenen tus trabajos y no varíen tus esfuerzos. 

Todo día es vivible y todo día es nuevo. Hoy mismo será grande si le aportas tu talento. Feliz Jueves de Primavera. 

lunes, 16 de septiembre de 2013

Inentendible

Mientras la cortina se hamaca en su vaivén a causa del viento pulsante que atraviesa la ventana abierta que da al oeste, un remolino de ideas comienza a nacer bajo una fachada de sueño y cansancio que tapiza su cara. Esas ideas  necesitan madurar en una noche de descanso y fábula, noche que él ya esta viviendo. Muchos han acompañado su locura diaria, algunos con entusiasmo, otros disimulandolo. Otros tantos han intercambiado ideas para hacerlas crecer y dar vida a tantas otras nuevas en una nueva noche sin almohada. El colchón impaciente esta esperando recibir su masa corporal que por la hora, ha disminuido su energía cinética y ruega horizontalizar su energía potencial. 
Planes, proyectos, andanzas, aventuras... palpitan la espera para darse a conocer, mientras su público solo son por ahora neuronas y latidos aguerridos. ¿Habrá vida personificada capaz de acompañar tanta complejidad simplificada? La lucha entre la búsqueda y la paciencia no da tregua y acelera cualquier reloj de arena. Brillan estrellas tras las nubes que acompañan el cielo y la luna que vela. Guitarras, cantos, vuelos, danzas, idiomas, anecdotas, cuadernos, tenazas, viajes y esperanzas: palabras que esperan un orden para escribirse con templanza en libros de historias compartidas entre almas. 
El cansancio ya casi triunfa y con la melodía de la chapa de esa estufa balanceada cuyo calor la dilata, logran la química perfecta para comenzar la noche de gala, en la cual la victoria será nuevamente para los sueños que perseveren esta inminente madrugada. 


martes, 21 de mayo de 2013

e v o l u C I O N A R

¿Cómo explicarte? ¿Cómo hacerte entender? ¿Cómo lograr que evites un mal momento? ¿Cómo convencerte que por ahí no vas a llegar a nada? ¿Cómo hacerte ahorrar tiempo y recursos? ¿Cómo enseñarte qué caminos no seguir?

Si lo que quiero es que mejoremos, si lo que quiero es que "la cosa" mejore, si lo que quiero es que canalices tus fuerzas en trabajos más ricos y fructíferos para todos, que nos hagan más efectivos y nos permitan tener más tiempo para compartir con amigos y familiares, si lo que quiero es hacer más con menos, si lo que quiero es reforzar dignidades humanas.

Evolucionar. ¿Por qué le tenemos miedo?

miércoles, 27 de marzo de 2013

Nube y Montaña

Allá la nube, aquí la montaña.
Ella en el cielo mirando la tierra. Ella en la tierra mirando el cielo. Ella caminando como a pasos agigantados por el espacio celeste. Ella gigante, recibiendo pequeños pero muchos pasos de caminantes que quieren casi tocar con las manos el espacio celeste. Ella atrevida, inquieta y movediza, explorando siempre un nuevo lugar, visitando ciudades, cordilleras y campos. Ella pensante, segura y arraigada, moviéndose cada taaanto y ante sus movimientos provocando grandes cambios.

¡Allá, allá!... es una nube con forma de... ¡Ahí, ahí!... es una montaña con forma de...
Ambas, potenciando imaginaciones de mentes que serán creativas. Ambas siendo sueños de aquellos atrevidos a soñar. Ambas de dimensiones difíciles de ser medidas y abarcar. Ambas imponentes y para nada fáciles de tocar y o alcanzar. Ambas generando ganas de ser domesticadas y guardadas en cofres del inolvidar.

Ella transportando la materia indispensable para la vida y ella, permitiendo en su falda todo tipo de vida. Ella amoldándose suavemente a las siluetas que ella estableció al formarse hace tiempo. Ella protegiéndola de aquellos rayos violentos para la temperatura de ella cuidar. Ella recibiéndola cuando ella quiere descansar y dejarse posar.

Ella contemplándola a ella. Y ella obviamente, contemplándola a ella. ¿Qué sucederá?